martes, 9 de noviembre de 2010

Óptica biónica energética ciclo-tactil

Enunciado
Sin relación alguna con la utilización habitual de los objetivos anamórficos en cinematografía (con finalidades concretas de cambio de formato entre el área del fotograma impreso en la cinta y el área de la pantalla donde se reproduce) la óptica cilíndrica, con su distorsión astigmática fundamental en permanente giro lento de su eje anamórfico, permite obtener un efecto de anticipación original, de verdadera trascendencia histórica en nuestra cultura.

Explicación
Nuestra civilización canaliza y transfiere por dos dimensiones, imágenes que tienen tres. Este es el caso de los dibujos murales, de los lienzos pictóricos, de las estampas de los libros y de las pantallas del cine y de la televisión. Ante estas representaciones distorsionadas, por la incidencia generalmente oblicua de nuestra mirada sobre el plano base en que las imágenes se presentan, el observador actual las ecualiza espontáneamente. (El hombre actual, sumergido en el mundo de tales representaciones culturales, ejercita de forma permanente, espontánea e insensible, una cibernética psico-fisiológica de reconstrucción correcta de la perspectiva real).

Anticipación
A este hábito cibernético nosotros nos anticipamos por medio de un artificio óptico biónico, que permite ofrecer a la percepción visual del espectador, unas imágenes cuyo eje de distorsión astigmática gira en acuerdo con su deseo de contornear hasta adquirir, por reciclaje, consciencia palpable del mundo material representado en las imágenes. La presencia interferente de esta óptica energética (precisamente por la distorsión astigmática, en giro uniforme constante), nos permite gozar de un fenómeno extraordinario de pretensión táctil –(estéreo-biológica)– de nuestra mirada.

En resumen
Nos encontramos sumergidos en una cultura de representaciones visuales distorsionadas, y constantemente, haciéndonos cargo de ellas, ejercitamos el automatismo de una ecualización mental. Por ello, al anticiparse nuestro mecanismo biónico a la espontánea cibernética del espectador, provocamos que éste, confundiendo movimiento mecánico óptico externo con su energética visual, se lo apropie, sufra el error, goce la ilusión de desplazarse alrededor de las imágenes; y el hecho de esta sucesión de distorsiones producidas por el giro constante de un eje astigmático le estimula a intuir la imagen central, correcta, fotogramétrica, virtual, no aparecida en la proyección.

Colegas participantes en el XII Congreso UNIATEC que se celebra en una ciudad meridiano fronteriza oriente occidente: tengo a honor ofrecer, como libre representante de las investigaciones españolas sobre Picto Lumínica Audio Tactil, un descubrimiento que les invitará a una reflexión colectiva, de trascendencia histórica en el parámetro de las transferencias visuales. Nacido en una tierra vértice común de tres continentes, pues allí razonó Europa, soñó África y se impulsó el descubrimiento de América, encendido por esta confluencia, –hoy convertida en cuna de serenidades–, soles y lunas volando sobre Granada, me han permitido vislumbrar el siguiente fenómeno, que muy bien había podido pasar a Ustedes inadvertido, al estar todos nosotros sumergidos en culturas en las que permanentemente se ejercita, igual que respiramos el aire. Constantemente, transferimos a las dos dimensiones de una superficie más o menos plana, –llámese mural, lienzo pictórico, página impresa de libro o periódico, o en pantallas de cine o de televisión–, imágenes que requerirían no las dos, si no las tres y hasta las cuatro dimensiones. Tan estrecha canalización de unidades informativas, nos obliga, constantemente, a la hora de ser comunicadas estas páginas o planos, a que todo... espectador desarrolle un mecanismo humano psico-fisiológico, una cibernética de ecualización y restitución. Tratando de fijarles, claramente, esta idea, observen … que el eje de visión ideal de la pantalla de un cine, se encuentra en la cabina de proyección, pero el público siempre está en un lugar de la sala, donde, si hiciéramos desde aquel sitio una fotografía de la pantalla, quedaríamos perplejos al comprobar la brutal distorsión que absorbemos, y sin darnos cuenta, anulamos. Igual ocurre con la convexa pantalla del televisor, con las curvadas páginas de los libros, con la percepción de las pinturas en los muros o colgadas en éstos, y con los techos planos o curvados sobre los ámbitos. En general nuestra mirada no suele caer con una incidencia perpendicular, si no oblicua y a veces muy oblicua, sobre las superficies donde se nos ofrecen las imágenes; y ello nos obliga al desarrollo de una cibernética de compensación, que no percibimos por encontrarnos constantemente ejercitándola. Gracias a la energía lumínica, complementada con la sensibilidad óptica, hemos realizado una extensión del tacto. Es conveniente observar "que un ciego, al querer darse cuenta de la forma de un objeto, extiende las manos hacia su superficie, las desplaza casi en diagonal, rodeándolo, contorneándolo una y otra vez hasta conseguir una imagen virtual satisfactoria".

Esto escribí en una revista especializada de Madrid, hace 48 años. Posteriormente, en la reunión mundial de expertos cine-TV convocada por UNESCO en 1955, presenté mi "Teoría de la Visión Tactil"; y más tarde, en 1961 obtuve en el festival de Cannes y gracias a la sensibilidad de Jean Vivié, la “mención técnica" por la práctica lumínica en mi filme Fuego en Castilla. 

Discúlpenme, si les he marcado tres puntos del árbol genealógico que acredita el presente fruto, de una cultura experimental; y al que considero superior decisivo. En esta hora en que la Holografía, con su gran logro estéreo, nos despega, definitivamente, de la monoperspectiva, he concebido un Artificio Biónico mediante el cual, el creador de la comunicación visual picto-lumínica se anticipa a los deseos del espectador, tomando por base la inquietante y atractiva distorsión astigmática de las imágenes. Originariamente, tal artificio, lo orienté a marcar el mérito artístico de las imágenes hasta ahora, culturalmente, transmitidas en dos dimensiones; en particular las pictóricas y fotográficas; aunque la ci(ne)mática del cine y de la televisión puedan utilizarlo, enriqueciendo, con toda seguridad, sus mensajes. Tomando por base la distorsión de imágenes –a la que ya estamos acostumbrados–, nuestro artificio biónico también ofrece la proyección de imágenes en distorsión astigmática, pero con la particularidad de presentarlas bajo el movimiento de giro lento y permanente de su eje astigmático. Con este artificio biónico energético ciclo tactil, la proyección –repito– con el movimiento de giro lento y permanente de su eje astigmático, ofrece un efecto de gran atractivo y simpatía analógica con los brazos y las manos del espectador palpando el contorno, en repetido acto tactil, elemental y espontáneo. El espectador, sumando esa distorsión, en permanente desplazamiento concéntrico, acumulando en su mente las consecutivas posiciones del eje astigmático, poco a poco termina anulándolas; y de tal reciclaje tactil, nace una nueva especie de "modulación cruzada"; en su imaginación una imagen virtual, en la que se presiente la imagen real fundamental y escamoteada.

Señores Colegas: Es posible que más de uno de Vds. prefieran, por estar más introducida, la clásica actual imagen fotogramétrica congelada. Yo me permito suplicarles, dada la evolución filosófica e instrumental de los "medios", una reflexión íntima y desapasionada. Ya vivimos en un mundo que se siente sin pies ni suelo, casi flotando en cero gravedad, donde se anuló tiempo, espacio, perspectiva y secuencia, según los conceptos hasta ahora admitidos. Se nos habla, no sólo de participación, sino también de aprojimación del espectador. La fórmula de mantener en giro lento un objetivo anamórfico, de tan elemental... pierde valor; pero no olviden que uno de los grandes pasos del cinema, consistió en que, un buen día, a un señor se le ocurrió levantar el trípode de la cámara y acercarla a la cabeza de uno de los actores de una escena que se fotografiaba en todo su conjunto. De la espontánea estereografía debida a nuestra visión binocular y desde el desplazamiento personal cercando atenazante el contorno del sujeto de nuestra visión, hoy, al empleo de ópticas de ángulo variable y al empleo más racional de los rayos luminosos, como dedos que palpan... podemos incorporar, nacida de nuestro genérico impulso de posesión, y para un nuevo gozo visual táctil, esta nueva lírica óptica.

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